Crítica a la educación

Siendo un tema central para todas las familias deberíamos preguntarnos en estas fechas qué hay detrás de la educación burguesa, cuáles son sus objetivos y cuáles son los intereses de los trabajadores frente a ella.

Publicado el 19/09/2022

Nuevo curso académico y por tanto de vuelta a las clases

Comienza este mes el curso escolar en todas las etapas con la entrada de la nueva ley educativa en los cursos impares, el temor a una reducción de docentes debido al fin de las medidas anti-covid y el gasto de la vuelta al cole agravado debido a la subida de precios.

Siendo un tema central para todas las familias deberíamos preguntarnos en estas fechas qué hay detrás de la educación burguesa, cuáles son sus objetivos y cuáles son los intereses de los trabajadores frente a ella.

¿Qué es la educación para el estado y el capitalismo?

La educación en la sociedad de clases ha estado siempre ligada a los intereses de la clase dominante. Así se explica cómo en España, por ejemplo, estuvo en manos de la iglesia hasta ser finalmente puesta en manos de los planes estatales (evidentemente, tras una larga lucha de la débil burguesía nacional) que sirviera a los intereses del capital. El caso español no es una excepción, lo vemos en todos los sitios con el ascenso de la burguesía al poder siendo especialmente dramáticos por ejemplo el caso alemán y el francés. Como sus propios ideólogos indican, el objetivo de la educación sería preparar a los niños para la “libertad”: en realidad para educarlos en la nueva forma de explotación asalariada. No ocultan que su propósito es crear la nación, para lo cual también se hace necesario educar a todos los niños en la lengua nacional (basada en las normas y el vocabulario que terminarán por dar lugar a las grandes lenguas y dinamitará definitivamente el antiguo continuo dialectal). Es en este contexto en el que surgen los primeros planes de educación obligatoria, evidentemente dirigidos de forma diferente para las diferentes clases sociales.

Por otro lado, desde el principio se vio claramente que todo este proceso sería muy costoso por lo que la burguesía se centró en cómo reducir costes poniendo el foco en la educación de los hijos de los trabajadores y los campesinos. Así surge por ejemplo el Monitorial System que fue puesto en práctica principalmente en países anglosajones (aunque también en colonias españolas e italianas) durante el siglo XIX. Este sistema, basado en la mecanización y el castigo (a veces físico, a veces integrado en un mecanismo de “recompensa”) fue abandonado cuando dejó de responder a las necesidades del capital, el cual empezaba a necesitar algo más que simples autómatas.

Así, a lo largo del tiempo y en los diferentes países, hemos visto cómo para la burguesía como un todo (y también para sus diversas facciones) la educación universal es vista como una pieza fundamental en la defensa de sus intereses explotadores: la educación y la lengua son pilares de la disciplina nacional. Hay que tener en cuenta que para tener afianzado el sentimiento nacional y mantener la explotación es necesario adoctrinar desde el principio enseñando principalmente a competir y a quedar por encima de tu compañero que está en las mismas condiciones de explotación que tú mismo.

Se muestra el concepto de escasez desde que se entra al colegio en el que se enseña que hay que sacar buenas notas antes que el hecho de realmente aprender y asimilar lo que se está estudiando. Esto se ve por ejemplo con la entrada a la universidad, una competición desde primero de bachillerato para ver quién es capaz de sacar la mejor nota (para entrar en las escasas plazas de cada carrera) de entre todos los estudiantes que aspiran a supuestamente ser la élite por sacar un título cuando realmente se aspira a la misma explotación que a cualquier otro estudiante que haya accedido a un trabajo a través de un grado medio o superior.

¿En qué contexto nos encontramos y de dónde viene esta supuesta educación?

Eso de «educación popular a cargo del Estado» es absolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y, como se hace en los Estados Unidos, velar por el cumplimiento de estas prescripciones legales mediante inspectores del Estado, y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo! Lo que hay que hacer es más bien substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia. Sobre todo en el imperio prusiano-alemán (y no vale salirse con el torpe subterfugio de que se habla de un «Estado futuro»; ya hemos visto lo que es éste), donde es, por el contrario, el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa.

Marx, Crítica al programa de Gotha

En teoría las instituciones responsables de la enseñanza deberían ser objetivas fuera de toda influencia tanto estatal como gubernamental, sin embargo, como ya enunció Marx en su momento y acabamos de ver, esto no es de ninguna manera así. La enseñanza está sujeta por completo a todas las condiciones que rodean en cada momento a la clase dominante y esta misma cambia cuando las necesidades e intereses de la burguesía cambian. Esto se hace aún más descarado en la Universidad, auténtico cuartel de las ofensivas ideológicas del Estado.

Pero no se queda solo en el terreno ideológico la función de la universidad. A día de hoy, buena parte de los jóvenes estudiantes acaban en la misma porque durante años esta se ha ido convirtiendo en un contenedor previo de la fuerza de trabajo sobrante que el capital no es capaz de explotar (la edad de emancipación económica se sitúa a día de hoy en los 30 años de media). Dijeron que esta sería el verdadero «ascensor social» pero es evidente que la realidad es muy diferente. Los datos no mienten, y es que si ni siquiera para la pequeña burguesía es fácil encontrar su lugar en la academia, ¿dónde deja a los futuros trabajadores la decadencia de la educación superior?

Por otro lado parece evidente que la formación profesional, que hace años era una solución recurrente para encontrar trabajo rápido y de esta manera aportar para sustentar a la familia, debería servir para reequilibrar esta situación. Sin embargo, aunque es cierto que los datos indican que los graduados en FP tienen porcentajes más elevados de ingreso al trabajo tras terminar sus estudios que los universitarios, estamos ante otra falsa solución. Ya vimos en anteriores artículos lo que significa la nueva FP dual: corralitos de empleo precario, despido barato y formación eterna financiada por el Estado.

¿Qué conclusión sacamos de todo esto?

La realidad nos sigue señalando que la enseñanza en su conjunto está al servicio de la clase dominante y por tanto está sometida a la constante influencia de un Estado el cual quiere limitar la enseñanza de la mayoría de la población como una maquinaria creadora de futuros trabajadores precarios. Tanto los trabajadores de la enseñanza como los estudiantes estamos sometidos bajo un sistema educativo que se resquebraja por momentos, y de forma intencionada.

Detrás de ello no se encuentra una moral malvada, sino un sistema decadente en todas sus facetas que no solo no es capaz de garantizar acceso a el conocimiento verdadero a toda la población, sino que no es capaz de producirlo siquiera. Incapacitado para su única función (explotar trabajo humano) el capitalismo ha convertido la educación en un pozo de ideologías reaccionarias y de jóvenes con un futuro (y un presente) cada vez más terrible.

El mensaje que quiere transmitir La Antorcha con este post es principalmente explicar y dar cuenta de la situación a todos aquellos jóvenes que lo lean, que hagamos todos el esfuerzo de entender y ser críticos con cómo está organizado el sistema, que viene sujeto a la opresión de la clase dominante sobre la clase trabajadora. No basta con pedir una mejor educación, es necesario organizarnos con el resto de nuestra clase por nuestras necesidades dentro y fuera de las aulas.